domingo, 12 de diciembre de 2010

Video/ensayo sobre educación y la necesidad de des-escolarizar la enseñanza-aprendizaje.




Durante nuestra historia cultural se han propuesto divisiones y condicionantes que hoy son considerados como tácitos en nuestra existencia. Estas presuposiciones resultan en un enajenamiento inconsecuente del mundo complejo para sumirse así en la ocupación única de la satisfacción de individualidades.

La primera separación es la existente entre la naturaleza y la cultura; aunque se otorga la legitimación de esta dicotomía a la aparición del mundo moderno, ha existido desde hace mucho tiempo una superposición de los valores humanos sobre los azares de la naturaleza, y desde siempre ha sido preocupación de la filosofía tratar de entender lo que nos hace diferentes.

Entonces dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (…) “Sed fecundos y multiplicaos. Llenad la tierra; sojuzgadla y tened dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se desplazan sobre la tierra." (…) "He aquí que os he dado toda planta que da semilla que está sobre la superficie de toda la tierra, y todo árbol cuyo fruto lleva semilla; ellos os servirán de alimento. Y a todo animal de la tierra, a toda ave del cielo, y a todo animal que se desplaza sobre la tierra, en que hay vida, toda planta les servirá de alimento." Y fue así. Dios vio todo lo que había hecho, y he aquí que era muy bueno.

La siguiente situación alteradora es la idea de separar la acción del hombre de su pensamiento, despojándolo así de su capacidad decisoria. La concepción de esta división se remonta a las primeras grandes civilizaciones y a la aparición de los gobiernos. Por tradición, mecanismos electorales o superposición forzada, una cabeza jerárquica comanda los destinos de cierto colectivo ya sea para decidir qué es lo mejor para todos, perseguir sus propias ambiciones o hacer cumplir las tradiciones; ésta segmentación se valida en la antigua Grecia cuando Homero, favoreciendo a las clases dominantes, determina la división entre el hacer, el pensar, y el decir, este último referido al arte de dirigir las acciones de su pueblo. Fue en Grecia clásica donde se fundaron las bases de la democracia, cimentada en el principio de Hombres respetuosos y libres de acción y pensamiento, no obstante, si el actuar de un ciudadano estaba en contra de lo que el gobierno dictaminaba, éste tendría que ser castigado. Ésta estructura gubernamental se ha mantenido a través de los siglos y en culturas subsiguientes con algunas modificaciones dependiendo de sus situaciones históricas particulares.

Otro factor que compromete el desenvolvimiento de las sociedades en su medio es la búsqueda de uniformidad cultural a través del tiempo y del espacio. Los primeros modelos de educación legitimados son propuestos en Grecia Antigua. Con miras a la formación de hombres tomaron a los niños como materia prima: “Eduquemos buenos niños para tener buenos hombres”, premisa que se mantiene hasta el día de hoy, desde ese entonces la meta educativa se ha basado en el concepto moral de lo correcto en cada cultura. Gracias a los progresos en psicología hoy tenemos la certeza de que el momento más propicio para aprender capacidades motoras y cognitivas es en las etapas tempranas de desarrollo, y sin duda, los paradigmas adoptados en ese estadio son los más difíciles de desmontar, resultando en una continuidad aparentemente eterna e irrefutable del proceso educativo tradicional.

Espacialmente, el modelo educativo es cada vez más uniforme, a pesar de los contrastes culturales entre las distintas latitudes, el esquema escolar aparenta ser inmutable, parecería que las diferencias sociales fueran asperezas a limar. ¿Será que la misma metodología es aplicable a los valores de cada cultura, o incluso, de cada persona?

La última fragmentación es la especificidad y separación de los campos del conocimiento, fortalecida en la idea reduccionista del método analítico, donde entre más pequeño y simple sea el objeto de estudio, más fácil es acceder a la verdad. Surgen las especializaciones, que dan a la humanidad un conjunto colosal de conocimientos inconexos y sesgados por su impuesto marco de acción.

Los indicadores ambientales que vivimos hoy en día son fruto de la fragmentación humana, nuestro desconocimiento del panorama nos ha cegado de las consecuencias de nuestros actos, XXesto ha sido una inyección culturalXX. Cuando suenan los primeros gritos ambientalistas del siglo pasado las personas empiezan a vislumbrar que la existencia de la especie tiene un fin, y estas alertas concurren a las aulas, pero en el nivel “light” permitido por el modelo pedagógico. La educación ambiental planteada por William Stapp a finales de los 60’s proponía concienciar a la población para que sus conductas fueran apropiadas y armónicas con la naturaleza, se presentó en las escuelas como un complemento de la biología de profundidad escaza. Ahora los estudiantes tenían la idea mecanizada de que el reciclaje es bueno y contaminar es malo, pero sus bases morales se alejaban de lo racional, en la práctica ahora el joven se sentía avergonzado socialmente por arrojar basura pero no entendía la implicación real del acto. Este ecologismo débil derivó en lo que hoy conocemos como el consumo verde, una ecomoda que no contribuye a un cambio político sino a la apertura de un nuevo nicho de mercado.

La comodidad supuesta de la educación formal habitual está fundamentada en la previsibilidad y estabilidad. La comprensión de un mundo real: fluctuante, plural y no-lineal, nos enfrenta a dinámicas inciertas que aterrorizan a las raíces tradicionales. La evidente tendencia globalizante del mundo exige enfrentamientos complejos, el avance de las tecnologías informáticas y comunicativas reafirma esa necesidad y nos brinda herramientas para su comprensión. Los educadores tienen que aprender a educar partiendo de la incertidumbre y sobre un patrón de red.

Durante la segunda mitad del siglo XX aparecen nuevas alternativas pedagógicas que ponen en tela de juicio el modelo tradicional. Gracias a los aportes de McLuhan, se generan las primeras ideas que cuestionan el papel de la institución en el proceso educativo, fueron desarrolladas por los famosos teóricos de la desescolarización (entre ellos Iván Illich, Everett Reimer y P. Goodman), sin embargo sus propuestas fueron limitadas a las páginas de los libros y opacadas por la complejidad de la sociedad real. Cercano se encuentra el movimiento de la Pedagogía de la Liberación, liderado por Paulo Freire quien proviene de la corriente personalista de la educación. Freire planteaba una liberación de la “pedagogía bancaria” de la que, según él, somos presos desde nuestros inicios. Hacía énfasis en las relaciones humanas como eje fundamental para recuperar el dominio de la propia vida y lograr así tomar consciencia, todo fundamentado en una estrategia de diálogo y comunicación entre educador y educando.

La educación tradicional se encarga de formar individuos disociados del mundo complejo, parece expresa nuestra tendencia a la separación. Existen múltiples alternativas al modelo educativo moderno, las críticas y refutaciones son numerosas pero en la mayoría de casos se limitan al papel. Relegamos la acción decisoria a aquel que tiene el deber de hacerlo por nosotros ya que no es concebible apersonarse de arbitrajes porque esto comprometería nuestra comodidad. Se educan a los hombres del futuro sin la capacidad constructiva necesaria para desarrollar una consciencia crítica, profunda y consecuente.

Jose David Cifuentes Ulloa
Oscar ALfredo Bent Restrepo

VideoEnsayo
No Educación & Ciudad Wikieducadora
Proyecto Innovación y Medio Ambiente
Pontificia Universidad Javeriana
2009







(extraido de Vimeo.com)

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