domingo, 3 de abril de 2011

Días negros en $hile...

Anonimx.


Son las 9 am. Me levanto con algo de caña por uno que otro copete servido con el frio que comienza a acechar nuevamente en territorio de nadie.

Pongo el tostador, su buen pan con margarina, esa que hace salir granos en la cara según me decia mi vieja, pero no importa, los granos no me mataran.

Una vez con la guata semi-llena, agarro el bolso, con todo pal combate e invisibilidad contra un poderoso enemigo, a veces sin rostro, otras con caras publicas muy simpáticas, se que corremos riesgos, se que muchos no saben lo que hago, pero yo se porque lo hago, lo que me da seguridad y contenido en la lucha, no titubeo.

Llegamos al lugar de encuentro, miradas cómplices, de sospechas, de nerviosismo, de rabia contenida, son años, días u horas de luchar, para, y por todos, sabemos que esto no es rutina, esto es contra una rutina y normalidad, eso queremos romper, ojala todo salga con éxito.

Me cambio la ropa, con la joroba típica a mis espaldas, somos invisibles de rostro, invencibles, pero no nos olvidamos que ellos nos ven, con diferentes ojos, pero nos ven, están ahí, siempre al acecho, vigilándonos…

¿Listos? Comienza a brotar la adrenalina, las primeras gotas de sudor por el calor dentro de esa capucha y ropas. No brota miedo, sino ganas de luchar, que toda esa basura argumentativa de la academia y los textos leídos se vayan a la mierda, solo queda un contenido, rabia, ira, descontento, lo peor del explotado, lo peor del marginado, lo peor del humillado, del sometido…

Fuego!, fuego por todas partes, olor a neumático quemado, olor a sudor, escucho los primeros gritos y arengas, han pasado 15 minutos y se escuchar las primeras sirenas, se acerca el enemigo, se acerca el “orden”, se acerca “la ley”, pero no la virtud de los virtuosos…

Lluvia de fuego y gas, que hermoso espectáculo nos brinda la civilización, el desarrollo, el progresismo, el reformismo…que hermosa tierra del Edén, que tranquilo mar nos baña…

Todo termina, cansados, exhaustos, ojos vidriosos por el gas, respiración acelerada, cambiándome la ropa con rapidez para seguir siendo invisible…

Listo, soy “civilizado” de nuevo, otra vez esclavo, otro ciudadano más en las estadísticas del INE, otro Rut, otro socio de Unimarc…mi rutina comienza nuevamente…

Llego a la casa, voy a la pieza de mi hijo, es tan pequeño, sus ojos tan negritos y brillantes, me mira con felicidad, me mata con una sonrisa, lo tomo y me olvido de todo, lo hago por él y por muchos mas que no conoceré…


(enviado al mail)

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