Corres descalzo entre los árboles que tropiezas
La firmeza bajo tus dedos les arranca la vida
Y tu cara vislumbra luchas venideras, rebeldía infinita
Sus pieles morenas, los pelos lechosos
Las manos gruesas que rompen las cadenas de esta vida inmerecida
En las noches de canto eterno doblegas el peso del yugo mordaz,de sus cuentas mercantiles, aquellas que te despojan de tu amada prometida.
Y con tus uñas trepas los sueños de tu tierra querida
Sueños de amor entre las aguas corrompida;,
encauzadas como a tu pueblo, a un desfiladero circense.
Como un gato te deslizas entre las piedras, escabullendo el lomo, evitando el ataque rapaz de sus balas emplumadas
Atraviesas el espinal de acero y saltas como pantera enardecida, mientras el frío quema tus mejillas agrietadas por el sol que te cobija, en la tarde de frutos esperados,
frutos suficientes a tu vida, a tu esencia
Frutos que te arrancan de las manos, mientras en jaulas ellos tus sueños mitigan, empúan tu labios y llenan tu historia de falacias vergonzosas.
Cardúmenes bulliciosos que cantan por la madre que los cobija
Por la que lucharán mañana, a la que devolverán un hijo en sueño
A la que acariciarán en el sembradero.
de la que nacen y por la que mueren
Cuando bailas a tus dioses, por dentro tu alma sibarita murmulla alegre contra los errantes de fogosas avaricias. Mientras la historia se repite como las balas entre los cercos
Tu carne supura los hechos ya pasados (pero no olvidados) y los resopla en la memoria obstinada de tus mujeres y niños, para plantar con ahínco la fuerza necesaria,
La que devolverán a tu madre cuando la victoria sea alcanzada.
Por Domo Yafun
*Valiente en lengua mapudungun
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