martes, 20 de abril de 2010

Contaminacion Electromagnetica, el enemigo invisible

El día 23 de enero del 2010 en una operación muy rápida instalaron una antena de telefonía celular en la calle lastra de la Parte Alta de Coquimbo. A partir de ese momento se inicia un movimiento de vecinos en contra de la instalación. Se han hecho marchas, velatones, carteles, afiches, banderas negras, letreros, etc. También los vecinos se han reunido en muchas ocasiones con autoridades de la comuna, tratando de hacer conciencia y en la búsqueda de apoyo. En Coquimbo estos últimos años han aumentado de manera considerable la instalación de antenas en barrios y sectores altamente poblados como la Parte Alta, Llano, Sindempart, San Juan, Tierras Blancas, La Cantera, y todo el borde costero. Son numerosas las organizaciones que en varias ciudades del país están trabajando en contra de la instalación de antenas de telefonía celular en lugares poblados y por otro lado se está pidiendo que se baje el índice de radiación.

Son numerosos los estudios realizados en el país y el extranjero que recomiendan disminuir las radiaciones emitidas por las antenas de celular, ya que provocan enfermedades como numerosos tipos de cánceres, tumores, depresión, etc. Son varios los países que no instalan antenas de celular en lugares poblados. En Chile se permiten que las antenas emitan de radiación 100 microwatts por centímetro cuadrado, hasta hace unos pocos años se permitía emisiones de 435 microwatts y en lugares como colegios, jardines infantiles, se permite 10 microwatts por cm2. En Austria usan 0,1 microwatts por centímetro cuadrado y no tienen problemas de comunicación, ni de cobertura. Las organizaciones ecológicas a lo largo del país trabajan en contra de la instalación de antena en centros poblados, piden que se baje la norma de radiación como países desarrollados (0,1 microwatts por cm2)

Para instalar una botillería en un barrio, se les solicita a los vecinos si están de acuerdo con la instalación. Lo mismo sucede si se quiere instalar un taller mecánico, el dueño debe reunir una lista de firmas de los vecinos aprobando la instalación del taller. En cambio para instalar una antena de telefonía celular no se pide permiso a los habitantes del lugar. En el caso de las botillerías cada vecino puede hacer uso o no de los servicios que esta presta, es decir, cada vecino elige consumir alcohol o no. Por lo que el efecto positivo o negativo que podría generar en la población una botillería depende de la decisión de cada persona. En cambio, con los efectos que produce una antena, nadie puede elegir; afecta a todos por igual.

En el congreso, en Valparaíso, desde hace varios años, duerme en el olvido un proyecto de ley que dentro de las modificaciones que plantea son: para instalar una antena en un lugar poblado, se les deba pedir la opinión de los vecinos y se baja la norma de las emisiones como en países desarrollados.

También llamativamente se puede observar que muchos de los funcionarios que otorgan los permisos para la instalación de las antenas, han trabajado y han tenido cargos en las compañías de telefonía que existen en el país. Por otro lado las empresas cuentan con grupos de abogados que se dedican a hacer lobby con las autoridades y no están dispuestas a las modificaciones porque significa mayores costos para ellos.

Es preferible mantener la buena calidad vida que mejorar la cobertura de los teléfonos móviles. Tampoco es la idea de hacer desaparecer los teléfonos, pero cada persona debería cuidarse a sí mismo y usar las recomendaciones que dan los estudiosos del tema las cuales son: usar manos libres, la idea es mantenerlo lejos del cuerpo y de órganos vitales como corazón, cerebro, pulmones, etc.; evitar que los niños usen teléfonos y evitar el uso de bluetooth.
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